Lara siente curiosidad por conocer el porqué de las cosas del mundo que la rodea. Pregunta y pregunta sin cesar. Por suerte, tiene un abuelo que sabe responder a sus preguntas. Y lo hace de una forma divertida: contándole cuentos. Así, Lara puede enterarse de por qué se ríen las hienas y de por qué tienen el cuello tan largo las jirafas. También descubre lo que le ocurrió a una mosca demasiado curiosa.